Según la Universidad Internacional de Valencia, ‘las fobias son miedos irracionales a determinados objetos, personas, animales o situaciones’. Exponerse a objetos como un colador, un panal de abejas o una esponja con agujeros parece algo completamente habitual y que no debería entrañar ningún peligro. No obstante, existen algunos trastornos psicológicos que pueden llegar a provocar rechazo o incluso pánico a los agujeros o huecos de estos elementos comunes en el día a día. Es lo que se conoce como tripofobia y afecta a más personas de las que puedas llegar a pensar.
Según publica National Geographic, alrededor del 17% de las personas presentarían tripofobia en mayor o menor medida. Afecta más a las mujeres y a aquellas personas que ya padecen alguna patología, como ansiedad, depresión o trastorno obsesivo compulsivo.
¿Qué es la tripofobia?
La tripofobia hace referencia al miedo o aversión hacia agujeros o protuberancias. El término tripofobia surgió por primera vez en la bibliografía especializada en psicología en 2013, cuando los investigadores Cole y Wilkins observaron un trastorno psicológico que se apodera de las personas cuando observan ciertas imágenes de agujeros, como los de una esponja, un queso suizo o un panal de abejas.
Por tanto, es un concepto nuevo, con apenas unos pocos años de existencia.
Aunque no está reconocida oficialmente como un trastorno en los manuales de diagnóstico psicológico, muchas personas experimentan sensaciones de incomodidad, ansiedad, asco o incluso repulsión extrema al ver este tipo de imágenes.
Síntomas de la tripofobia
Según los expertos en psicología, coinciden en que cada persona puede experimentar síntomas diferentes, incluyendo también la intensidad de los mismos. No obstante, estos son los signos más habituales:
- Dolor de cabeza.
- Náuseas.
- Sensación de picor.
- Sudoración.
- Piel de gallina a la exposición de agujeros.
- Miedo o ansiedad.
- Inquietud o nerviosismo, incluso estrés al enfrentar situaciones de exposición de agujeros.
- Pánico y huída del lugar en los casos más severos.
Tripofobia en la piel
Esta fobia se puede dar en la piel de las personas. Su significado hace referencia al temor irracional ante la visión de patrones geométricos repetitivos, pequeños agujeros agrupados y hoyos pequeños en la piel. Es decir, las personas con esta aversión reaccionan de forma intensa cuando ven en su piel (o en la de otras personas) estos patrones repetitivos en forma de agujeros pequeños muy juntos o bultos.
¿La tripofobia se cura?
No existe una cura definitiva ante esta fobia, pero la psicología es capaz de aplicar una serie de técnicas que pueden llegar a minimizar el impacto de esta condición en la vida de la persona que la sufre. Algunas opciones incluyen:
- Una terapia cognitivo-conductual, que sea capaz de modificar la respuesta emocional ante los estímulos que provocan la fobia.
- Otra de las opciones que apuntan los expertos en psicología es una exposición gradual al problema, con el objetivo de hacer una desensibilización progresiva a las imágenes que generan el malestar.
- Las técnicas de relajación, o incluso la práctica del mindfulness pueden ayudar a reducir los niveles de ansiedad y estrés que provoca la tripofobia.
- En el caso de que la tripofobia interfiera completamente en la vida de una persona, un psicólogo puede ayudar a encontrar las soluciones adecuadas al problema.
Al tratarse de una condición no reconocida por la comunidad médica, el tratamiento aún no es específico. En este sentido, una de las grandes preocupaciones de este problema con respecto al ámbito del cuidado es que se pueda desarrollar otro tipo de trastornos, como por ejemplo, el trastorno de la ansiedad generalizada o el trastorno depresivo.
Tripofobia extrema: ¿Qué supone?
Existen casos en los que la tripofobia puede llegar a causar problemas diarios severos a quien la sufre. Es lo que se conoce como tripofobia extrema, que es uno de los dos tipos de tripofobia que existen, junto con el de la piel.
Las redes sociales han sido una de las grandes responsables de que esta fobia haya proliferado en los últimos tiempos. Muchos usuarios de ellas comenzaron a publicar imágenes geométricas con dichos agujeros y comprobar la reacción de la gente.
Lo ideal es acudir a consulta con un psicólogo o psiquiatra, sin embargo, la manera más clara de saber si se es una persona tripofóbica es prestando atención a los signos que pueden aparecer si se observan imágenes como las que se han mencionado antes.
El cuidado de personas mayores con tripofobia requiere un enfoque empático y personalizado, evitando estímulos visuales que puedan generar ansiedad o malestar. Es fundamental que los cuidadores adapten los espacios y objetos cotidianos para minimizar los desencadenantes de esta fobia, asegurando un entorno tranquilo y seguro.