En la tercera edad es bastante común que ciertas zonas del cuerpo se debiliten con el paso de los años. Esto puede ocasionar una serie de dificultades a la hora de realizar acciones rutinarias. La paresia hace alusión a ese debilitamiento de músculos y tiene un tratamiento específico.
Gestos cotidianos como levantar una caja de brick de leche, o soportar el peso del agua de un cubo pueden llegar a ser muy tediosas cuando se alcanza una cierta edad, por lo que resulta de vital importancia conocer la enfermedad, y también cómo se presenta para poder hacerle frente.
¿Qué es la paresia?
La paresia es una debilidad muscular parcial causada por una lesión en el sistema nervioso que afecta la capacidad del cerebro para enviar las señales adecuadas a los músculos. Se trata de una condición médica en la que los músculos están débiles y presentan movilidad limitada, pero no están completamente paralizados.
La paresia se define como una disminución parcial de la fuerza muscular, a diferencia de la parálisis completa. En el contexto de las personas mayores, abordar esta condición es esencial para mantener la calidad de vida y la independencia.
¿Cuáles son los síntomas de la paresia?
Algunos de los signos visibles en esta afección son la debilidad en los músculos, la pérdida del equilibrio y la coordinación, alteraciones de la sensibilidad y de la función visual, así como la pérdida involuntaria de las micciones y deposiciones fecales, además de la posible pérdida de la conciencia.
Tipos de paresia
En función de la zona del cuerpo en la que afecte, se puede hablar de diferentes tipos de paresia: