El verano puede ser una época no apetecible para algunas personas. En algunos mayores y familiares y/o cuidadores se puede convertir en una causa que aumente o haga aparecer sentimientos de soledad, estrés, apatía, desmotivación, etc. Veamos qué puede ocurrir.
Piensen en esa persona mayor que vive sola en casa, pero con ayuda y supervisión de terceras personas, ya sean cuidadores externos o familiares. Sabe que se van a ir de vacaciones y que para él o ella no estarán incluidas, por lo que le empiezan a surgir preguntas sobre quién lo cuidará, si le pasa algo podría estropear las vacaciones de sus seres queridos que le acompañan todo el año, etc. O esa otra persona que no puede recordar qué comió el día anterior o el día en el que estamos, pero para quién sí es importante tener las mismas figuras a su alrededor y una rutina.
La casuística es tan variada como los tipos de familia que formamos. Algunas optarán por cambiar de cuidadores, otras por ingresos en unidades de convivencia, u otra solución que les parezca la más acertada. No obstante, esta decisión en la medida de lo posible se ha de tomar con la persona afectada, validando sus emociones y haciendo ver que sus opiniones y decisiones se tienen en cuenta, respetando su autodeterminación.
Aumento de la sensación de soledad tras las vacaciones
Hay otros factores que pueden aumentar el sentimiento de soledad en este tiempo. El calor aumenta y las horas que teníamos antes para hacer nuestras actividades tienen que verse modificadas. Las tiendas, bares y otros, cierran también por vacaciones. Nuestros iguales o se irán de vacaciones o tendrán esas mismas limitaciones que nosotros. Todo esto hace que el nivel de socialización sea menor y, tras la pandemia por COVID19, todos somos más conscientes de lo que provoca esto, mayor depresión, ansiedad, estrés, incertidumbre, actitudes negativas, etc.
Y ¿si eres el familiar? Esas vacaciones que sientes tan merecidas y añoradas pueden convertirse en unos días de mayor tensión y preocupación. El hecho sólo de pensar en separarte puede hacer que pierda la ilusión por tus días de descanso.
Si no eres la figura principal de apoyo y cuentas con otras personas, esto puede favorecer las decisiones o perjudicarlas al ocasionar conflictos por distintos modos de pensar ante el cuidado del mayor, o diferentes grados de responsabilidad. De igual forma, conversar con la persona mayor y exponer lo que las distintas partes afectadas contempláis, facilita llegar a un acuerdo y mejorará la relación, además de haceros sentir mejor.
Cambios en los hábitos del cuidado
Otro de las temas a tratar, esta vez, tras las vacaciones, es la modificación en el cuidado que se prestaba. Además de tener vacaciones para disfrutar de playas, chiringuitos, viajes y otros placeres, hemos podido tener más tiempo para estar con nuestro familiar y nos hemos dado cuenta de que necesita una mayor atención.
Esta situación habrá que manejarla de la manera más adecuada posible dado que, en la mayoría de los casos, lo que piensa la persona mayor y sus familiares es diferente. Tener en cuenta los siguientes aspectos te podrá ayudar:
- Primero de todo, tener presente que es su vida. A ninguno nos gusta que vengan y nos digan qué tenemos que hacer con nuestra forma de vivir, con nuestra casa, con nuestro dinero, etc. Respetemos entonces a la persona que tenemos delante.
- Habrá que elegir el momento y lugar más apropiado para abordar la cuestión en concreto.
- Muéstrate colaborador/a. No seas directo/a.
- Expone tu punto de vista, pero no impongas. Argumenta con datos y razones; aporta ideas.
- Se flexible. Hazle ver que, aunque tengas tus propias ideas, validas sus sentimientos y lo que piensa, y estás dispuesto a ceder.
- Por supuesto, escucha atentamente. No oigas mientras estás pensando cual va a ser vuestra próxima “estocada” en la discusión. Hay que recordar que tenemos dos orejas y una boca, y hay que usar en la misma proporción. De esta forma conseguiremos una mejora de la calidad relacional.
- Por último, podéis fijar otro día para retomar la conversación y decidir qué quiere hacer.
Crear una relación de confianza y confianza, donde se sientan escuchados, respetados y queridos, es una labor para realizar por todas las personas en nuestra vida diaria con respecto a quienes nos rodean. Las personas mayores son parte de nuestro entorno y hay que darles su espacio. Mirémoslos y nos podremos ver a nuestros mismos dentro de “x” años. ¿Cómo actuarás entonces?
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