A medida que la persona envejece, el cuerpo experimenta cambios y enfrenta nuevos desafíos. La tortícolis en adultos mayores se presenta como una condición que puede limitar la movilidad, causar dolor y afectar la autonomía de quienes la padecen.
Los síntomas se pueden reconocer fácilmente, por lo que un diagnóstico a tiempo y un tratamiento adecuado puede ser fundamental para que este problema no se vuelva crónico.
Tortícolis: qué es
La tortícolis es una contracción muscular prolongada que afecta a los músculos que se sitúan en el cuello. Esto provoca dolor y hace que la cabeza no pueda moverse, o que no pueda girar hacia ambos lados de forma natural. El dolor muscular se concentra en la zona cervical, pero puede bajar a los hombros y espalda o subir a la cabeza.
La tortícolis, proveniente del latín tortus (torcido) y collis (cuello), genera que el cuello quede girado y lateralizado de manera sostenida en el tiempo y ocasiona dolor en la zona cervical unilateral.
Sus causas pueden ser desde una mala postura al dormir, sobrecarga, estrés, hasta ser la manifestación de ciertas patologías, como la distonía cervical o enfermedad neurológica.
Síntomas de la tortícolis en adultos mayores
Las personas con tortícolis suelen identificar los síntomas fácilmente, y los más frecuentes son:
- Movimiento limitado en la zona del cuello.
- Dolor de cabeza.
- Dolor cervical.
- Rigidez del músculo esternocleidomastoideo.
- Postura anormal de la cabeza.
- Hombro que está más alto que el otro.
- Sensibilidad en el cuello.
- Espasmos musculares.
Otros síntomas que pueden experimentarse son calambres en el cuello o sensación de ardor en la zona, dificultad para flexionar el cuello e incluso dolores que pueden extenderse hasta el brazo o el dorso.
Tratamiento de la tortícolis en personas mayores
Muchos se preguntan como curar la torticolis, pero el tratamiento que el paciente debe recibir dependerá del caso particular, ya que cada uno pueden presentar menor o mayor complejidad. No obstante el más utilizado en la fisioterapia para personas mayores es la aplicación de calor durante cierta cantidad de minutos para que el músculo en contracción se relaje. Después, se realizan ejercicios adaptados de estiramiento positivo para combatir las molestias y, por último, masajes.
En ciertos casos, el médico puede recetar analgésicos y antiinflamatorios, y un miorrelajante también podría ser una opción para ayudar a quitar la tortícolis. Generalmente, el paciente empieza a recuperar el movimiento del cuello pasadas las 24 horas.
Además, los especialistas aseguran que suele desaparecer por completo a los 4 o 5 días. De lo contrario, si tarda más de una semana en desaparecer por completo o si aparecen otros síntomas como hormigueo, pérdida de fuerza en el brazo, dificultad para respirar o tragar, es necesario acudir a una consulta médica.
¿Cómo dormir con torticolis?
Cuando se padece esta afección, la hora de dormir es la más difícil porque no permite descansar de manera correcta. Pero, a su vez, es donde más cuidado deben tener los pacientes para evitar movimientos que empeoren el cuadro clínico. Se puede seguir una serie de pasos para lograr conciliar el sueño con tortícolis:
- Dormir con almohada ergonómica y en un colchón firme.
- Realizar ejercicios de estiramiento antes de acostarse.
- Dormir de lado.
- Intentar relajarse al momento de apoyar la cabeza en la almohada.
- Si el médico lo ha indicado, tomar un analgésico antes de dormir.
Remedios caseros para aliviar la tortícolis en adultos mayores
Para aliviar este cuadro clínico en casa, hay que tomar algunas medidas tanto para que el adulto mayor no sufra dolores o molestias, como para aliviar la contractura. Para esto, se recomienda aplicar una bolsa de agua caliente o una compresa de gel sobre el cuello durante unos 20 minutos. Seguido de esto, y en lo posible utilizando aceites corporales o una crema hidratante, la persona al cuidado del adulto mayor, debe realizarle masajes descontracturantes en la zona afectada. Y, por último, realizar los ejercicios de relajación y estiramiento sugeridos por el fisioterapeuta.
Adicional a ello, es necesario tener un control sobre la postura de la persona mayor y corregirla cada vez que sea necesario. A su vez, se deben evitar los movimientos bruscos que pueden perjudicar la situación.